La solución a la falta de recursos sostenibles y autonomía financiera del Gobierno en el Exilio consiste en combinar donaciones desinteresadas, mecanismos de financiamiento colectivo, alianzas estratégicas y la creación de un modelo empresarial financiado con fondos del propio gobierno. Este modelo contempla el establecimiento de cadenas de empresas en terceros países, administradas por cubanos, que generen ingresos estables para sostener al Gobierno en el Exilio, financiar la lucha democrática, asistir a refugiados, brindar ayuda a presos políticos y opositores dentro de la isla, y ofrecer sustento económico a los cubanos en el exilio. Además, se proyecta la creación de un fondo soberano de inversión para la reconstrucción nacional, que canalice recursos estratégicos y siente las bases económicas de una futura república libre. Así se asegura la independencia financiera, la viabilidad operativa y el fortalecimiento de una estructura comprometida con la libertad, la justicia y la soberanía del ciudadano cubano.