Mediante un compromiso firme con la libertad de expresión como pilar esencial de la nueva República. Se eliminarán todas las leyes, decretos y mecanismos de censura del régimen comunista, y se derogará de inmediato cualquier norma que penalice el ejercicio del periodismo independiente. Se restablecerá un entorno legal basado en el respeto a los derechos fundamentales, donde ningún ciudadano podrá ser perseguido por opinar, informar o investigar. Se fomentará un ecosistema mediático plural, competitivo y transparente, en el que tanto medios privados como comunitarios y públicos puedan operar libremente, sin injerencia partidista. Además, se promoverán garantías jurídicas para los periodistas, protección frente a amenazas o represalias, acceso público a la información estatal, y mecanismos autónomos de regulación ética y autorregulación profesional. Durante la transición, la libertad de prensa no solo será respetada, sino también defendida activamente como una condición imprescindible para la reconstrucción democrática de Cuba.