El CDC promueve un sistema organizativo en el que la oposición interna se agrupa en círculos de confianza, denominados células cívicas. Estos grupos están conformados por personas cercanas entre sí, que comparten un alto nivel de confianza y desarrollan sus actividades de forma clandestina dentro de su entorno más próximo. Esta estructura reduce significativamente el riesgo de infiltraciones o delaciones.
Además, el CDC colabora con redes de apoyo y organismos de derechos humanos para proteger a los activistas dentro de la isla, denunciando la represión y brindando respaldo logístico y mediático. También se desarrollan estrategias de comunicación segura y difusión internacional, con el fin de visibilizar la lucha interna.